
Robert Capa: La leyenda fotográfica
¿Quién fue Robert Capa? Sin duda, su nombre está grabado en la historia de la fotografía internacional. El presente artículo está dedicado a uno de esos nombres propios que, de tanto en tanto, surgen para dar relevancia a una disciplina determinada y que acaban siendo tanto genio como figura.
Por: Jocelyn Loza Martínez
Valiente, fotógrafo, arriesgado, cuidadosamente cultivado como hombre, encantador y con más virtudes que defectos, Robert Capa, como así se hizo conocer en su tiempo y más tarde llegó a perdurar en la historia, reunía las cualidades suficientes para agrandar el mito en que se ha llegado a convertir su figura y, más aún, su obra. Budapest 1913- Vietnam 1954
ROBERT CAPA: LOS PRIMEROS AÑOS
Su nombre real fue Endré Ernö Friedmann. Nació en Budapest (en el Imperio Austro-Húngaro) el 22 de octubre de 1913, en el seno de una familia judía de buena posición económica. Hijo de una diseñadora de moda y de un pensador intelectual aristocrático, pasó sus primeros años de adolescencia sufriendo apuros económicos familiares como consecuencia del crack de 1929, que afectó al negocio de sus padres. Ya en esta etapa despertó en él el interés por la fotografía tras conocer a Eva Besnyo, siendo ésta una de las personas más influyentes de su carrera. Endre se caracterizaba por ser un joven generoso y leal, con lo que comenzó a ser muy solicitado por sus amigos.
Ya hacia sus diecisiete años y esperando terminar su vida escolar, Endré conoce a una persona que moldearía su vida, uno de esos buenos amigos que emprendían sus senderos con excelentes consejos, apoyo económico oportuno, conexiones apropiadas, sugerencias artísticas y concepciones acerca de la vida. Este ilustre personaje se llamaba Lajos Kassák, quien, con tendencias socialistas, se decidió a ayudar a cualquier artista con corrientes constructivistas. Dio a conocer la fotografía como un objeto social mostrando las injusticias del sistema capitalista y presentando trabajos en sus seminarios como los de Jacob Riis y Lewis Hine. En 1929la situación política iba de mal en peor con la imposición de un gobierno fascista en Hungría, lo que obligó al joven Endré a salir del país junto a la gran masa de jóvenes que se sentían presionados por la falta de un gobierno democrático y garantías económicas.
EL COMIENZO DE UNA GRAN CARRERA
Así pues, a los 18 años abandona Hungría, entonces ya bajo un gobierno fascista, para dirigirse a Alemania donde encontraría trabajo como empleado-aprendiz de cuarto oscuro para una agencia fotográfica berlinesa. Pero con la llegada al poder de Hitler, decide abandonar el país germano y marchar a Francia, para establecerse en París. Allí conoce al fotógrafo David Seymour, quien le consigue un trabajo como reportero gráfico en la revista Regards para cubrir las movilizaciones del frente popular.
Es entonces cuando un hecho importante tiene lugar en la vida de Endre. Conoce a la alemana (procedente de Stuttgart) y futura prometida Gerda Taro, cuyo nombre verdadero era Gerta Pohorylle, quien tras haber sufrido determinados problemas policiales en la Alemania Nazi, decidió escapar junto a una amiga a Francia. André y Gerda se hicieron novios, y fue el húngaro quien compartió sus conocimientos de fotografía con ella, decidiendo así trabajar juntos.
Robert Capa y Gerda Taro
Los comienzos de André y Gerta como dúo profesional no fueron nada alentadores, pues muchos de sus primeros trabajos eran rechazados. Ante esta nueva situación, la pareja tuvo la ingeniosa y, no menos, arriesgada idea de crear un personaje llamado Robert Capa, el cual sería el pseudónimo que ambos utilizarían para firmar sus futuros trabajos de ahora en adelante. Supuestamente, Robert Capa era un reputado fotógrafo llegado de los Estados Unidos para trabajar en Europa. Dada su relevancia y fama dentro del gremio de la fotografía, Capa vendería sus fotos a través de sus representantes (Friedman y Pohorylle) al triple del precio que un fotógrafo francés. De este modo, André y Gerda forman una asociación de tres personas en el que la alemana era la secretaria y representante de ventas; André funcionaba como el asalariado chico encargado del revelado en el cuarto oscuro; ambos empleados por el rico y talentoso fotógrafo americano Robert Capa, de visita en Francia. Como cabe imaginar, André tomaba las fotos, Gerda las vendía, y el inexistente Capa se llevaba todo el crédito.
El truco empezó a funcionar perfectamente y al poco tiempo comenzaron a recibir montones de encargos. Permitiéndose el lujo de rechazar trabajos de periódicos franceses que no superaran su ya cotizadísima tarifa, mínima de 150 francos, la pareja comenzó por fin a ganar dinero.
El hecho de que, tanto André y Gerda firmaran sus trabajos con el mismo nombre, hoy en día existe cierta controversia sobre quién de los dos tomó en realidad algunas de las fotografías más relevantes.
SE FORJA UNA LEYENDA
No obstante, el secreto pronto se averiguaría por parte del editor Lucien Vogel, de la revista Vu. Pero ello no importó pues éste, envió a Capa, quien se quedó con el sobrenombre, y a Gerda a España. La pareja trabajó en el lado del bando republicano, implicados en la lucha antifascista y defendiendo la causa republicana. Aquí, Capa se haría famoso por su extraordinaria imagen de un soldado moribundo español: Muerte de un miliciano, en cerro Muriano (Córdoba) el 5 de septiembre de 1936. Dicha fotografía es hoy en día reproducida en la mayoría de los libros sobre la Guerra Civil Española, pero su autenticidad ha sido puesta en cuestión por diversos expertos. A pesar de que un historiador local de Alcoy puso nombre al miliciano (Federico Borrel García, miliciano anarquista), el documental de 2007, La Sombra del Iceberg, niega la atribución de la imagen al fotógrafo húngaro basándose en testigos, médicos forenses y documentos del archivo local de Alcoy. Aporta nuevas fotos de la secuencia del miliciano que avalan la tesis de que la instantánea no la tomara Capa sino su mujer.
En enero de 2008 se encontró, según la CNN, una valija perdida por Capa donde están innumerables negativos de tomas que efectuó en la Guerra Civil Española; un tesoro de incalculable valor histórico. Según un artículo publicado en la web de El Periódico, queda de manifiesto que dicho set de fotografías fueron tomadas a 10 kilómetros del frente, en la localidad de Espejo, donde tenían en esas fechas las tropas republicanas su cuartel general de acuerdo al periódico.
En cuanto a Gerda, realizó unos trabajos fotográficos presenciando la primera victoria del ejército republicano en la batalla de Brunete, que más adelante serían publicados en la revista Regards el 22 de julio de 1937, lo que dio a la fotógrafa alemana mucho prestigio. Sin embargo, días más tarde el ejército Franquista iniciaría un contraataque que obligó al bando republicano a replegarse, sufriendo Gerda un accidente con un carro de combate que la dejó mal herida. Ya en el hospital de El Escorial, Gerda Taro perdía la vida en la madrugada del 26 de julio de 1937, antes de cumplir los 27 años de edad. Su cuerpo fue repatriado a París donde fue recibida con los honores de una heroína republicana.
Fotografía de Gerda Taro: Trinchera en Brunete
Tanque soviético en la Batalla de Brunete
Fotografía de Robert Capa: Batalla de Taierchwang (China)
Abatido por el dolor, Robert Capa, marchó a China a cubrir la invasión japonesa, donde tomó una serie de imágenes memorables en la batalla de Taierchwang, en los prolegómenos de la II Guerra Mundial. De vuelta a Europa, terminó de cubrir la Guerra Civil Española hasta sus finales en Cataluña, en 1939.
LA GRAN OBRA
Al estallar la II Guerra Mundial, le llegó un encargo de Collier, y en 1942 se unió al convoy de invasión al norte de África, antes de saltar a Sicilia con los paracaidistas. Así, entre 1941 y 1945, Capa viaja por Italia, Londres y el Norte de África.
Durante esta etapa, un acontecimiento histórico tuvo lugar en Normandía. En plena guerra mundial, el 6 de junio de 1944 ocurrió el famoso día D en el que los aliados desembarcaron en la denominada playa de Omaha (en la terminología de la operación). Una barcaza de asalto aliado dejaba a Robert Capa en la arena bajo un intenso fuego. Es entonces cuando éste utiliza cuatro rollos de las películas más famosas de la historia. Por azares del destino, todos, salvo once fotogramas fueron destruidos accidentalmente en el cuarto de revelado en Londres al correrse la emulsión en la cabina de secado. No obstante, la prensa mundial publicó las imágenes que consiguieron salvarse, llamándolos fotos Slightly out of focus (un poco fuera de foco). Capa consiguió mantener su peligrosa franquicia como el fotógrafo de guerra más colorido. Plasmó asimismo en imágenes la liberación de París. Con motivo de su trabajo en este conflicto, fue galardonado por el general Eisenhower con la Medalla de la Libertad.
Robert Capa momentos antes del desembarco
Momentos del desembarco de Normandía
Tropas americanas tomando la playa de Omaha
Soldado sale del agua en la primera oleada ofensiva
Playa de Omaha 6 de junio de 1944
Soldados alemanes capturados
LOS ÚLTIMOS AÑOS
Tras la II Guerra Mundial, en 1947 creó junto con los fotógrafos Henri Cartier-Bresson, Rodger, Vandiver y David Seymour, la agencia Magnum Photos, donde Capa realizó un gran trabajo fotográfico, no solo en escenarios de guerra sino también en el mundo artístico, en el que tenía grandes amistades, entre las que se incluían Pablo Picasso, Ernest Hemingway y John Steinbeck. Magnum Photos se convertiría en la primera y, todavía, única agencia de cooperación internacional de fotógrafos autónomos. Esto marcó un nuevo ciclo en la carrera de Capa, convirtiéndose en un hombre de negocios internacional, vendiendo y estimulando el trabajo de fotógrafos de Magnum.
David Seymour y Robert Capa, miembros de Magnum Photos
Robert Capa (Izq.) y George Rodger
Capa, establecido en los Estados Unidos, y ya habiendo adquirido la ciudadanía Americana, no quería más conflictos bélicos pero no pudo resistirse a cubrir el nacimiento de Israel en 1949 con Irwin Shaw.
Más adelante, comenzó a pensar en su futuro combinando fotografía y narrativa. Capa ya tenía cuatro libros en su haber: Death in the Making (de la Guerra Civil Española); Waterloo Bridge (del bombardeo de Londres); A Russian Journal (con la narrativa de Steinbeck) y Slighty out of focus (sobre la Segunda Guerra Mundial). Éste último libro fue vendido a Hollywood aunque nunca se llegara a filmar. Él mismo definió su estilo con la siguiente frase: ‘Para mí la guerra es como una actriz que envejece, cada vez más y más peligrosa y menos menos fotogénica’.
En 1954, el reputadísimo fotógrafo viajó a Japón con una exposición de Magnum y de visita a unos amigos de antes de la guerra. Es entonces cuando la revista Life le llama para reemplazar a otro fotógrafo en Vietnam durante la Primera Guerra de Indochina. En la madrugada del 25 de mayo, mientras acompañaba a una expedición del ejército francés por una espesa zona boscosa, pisó inadvertidamente una mina y falleció. Lo encontraron sin soltar su cámara de la mano.
Última fotografía realizada por Robert Capa, en Vietnam el 25 de Mayo de 1954, instantes antes de pisar la mina que provocaría su muerte
Robert Capa fue el primer corresponsal muerto en esta guerra y puso fin a una azarosa vida profesional, basada en el riesgo, el ingenio y en una frase que él popularizó: ‘Si tus fotos no son lo suficientemente buenas, es que no te has acercado lo suficiente’.
Su funeral se celebró en la vieja casa de reunión Quaker en Purchase, Nueva York. En su memoria, el Overseas Press Club estableció el Premio Robert Capa para la “Mejor Fotografía que haya requerido un coraje excepcional e iniciativa en el extranjero”.